El desarrollo acelerado de las vacunas contra el Covid-19 fue el primer objetivo desde el comienzo de la pandemia y una gran hazaña científica. La campaña por la vacunación rápida y eficaz tomó dos caras: por un lado promovió iniciativas de carácter cooperativo internacional. Y por otro, generó una competencia donde distintas potencias buscan reforzar su prestigio e influencia en la construcción de un mundo multipolar.

Iniciativa Covax
La carrera por la vacunación e inmunización mundial despertó el temor por la acumulación de vacunas en los países mas ricos a costas de dejar desabastecidos a los mas pobres. Ante ello surgió el Fondo de Acceso Global para Vacunas Covid-19 (COVAX, por sus siglas en inglés), iniciativa público-privada que promueve la distribución equitativa de las vacunas en todo el mundo.
Covax es el único proyecto global de este tipo y su objetivo es asegurar que la vacuna llegue al mayor número de personas posible a nivel mundial de manera rápida y justa, facilitando dosis a los países que no podrían pagar su precio de mercado. Surge en el marco de colaboración global del Acelerador del acceso a las herramientas contra la covid-19 (ACT ), fundado en abril de 2020. El ACT trabaja en conjunto con gobiernos y organizaciones internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Banco Mundial. Así como también participan empresas y asociaciones de la sociedad civil. El Acelerador pretende agilizar la lucha contra la covid-19, y cuenta con cuatro pilares principales: diagnóstico, tratamiento, inmunización y fortalecimiento de los sistemas de salud. Covax forma parte del tercero de estos pilares y está liderado por la OMS, CEPI (Coalición para las Innovaciones en Preparación para Epidemias) y GAVI (Alianza para la Vacunación), asociaciones parte de ACT.

Un trabajador prepara en Puna, India, el cargamento de vacunas COVID-19 que se enviaría a Ghana.
Bajo el lema “Solo estamos a salvo cuando todos estamos a salvo”, Covax promueve la cooperación entre Gobiernos, para regular la competencia por la vacuna y el aumento de sus precios. La distribución de vacunas se hará de forma proporcional a la población de cada país independientemente de su nivel socioeconómico, y a un precio razonable. Con este mecanismo, aspiran a disponer de 2000 millones de dosis distribuidas para finales del 2021, garantizando la inmunización de los pacientes más vulnerables y los trabajadores de la salud.
De la iniciativa participan países »autofinanciados» (aquellos que disponen de mayores recursos), los cuales obtienen un seguro de acceso a las dosis necesarias al mismo tiempo que contribuyen a que las vacunas lleguen al resto de países. Actualmente el grupo de autofinanciados está formado por alrededor de ochenta países. El Gobierno de Trump había descartado que Estados Unidos se uniese, pero tras la llegada de Joe Biden a la presidencia el país finalmente se sumó a la iniciativa. Rusia se mantiene al margen hasta el momento.
Por otro lado, participan 92 países, que serán “financiados” mediante un instrumento que garantiza que los países que no puedan pagar y cumplan los requisitos reciban dosis subvencionadas con donaciones de las entidades participantes. De este modo, los 183 países que se han sumado a la iniciativa tendrán el mismo acceso a las vacunas sin importar su capacidad para pagarlas.
Dentro del amplio espectro de vacunas contra el Covid-19 con el que cuenta COVAX, las que se destacan son las vacunas de Pfizer-BioNTech y AstraZeneca/Oxford, para las cuales ya se cuenta con un plan de distribución para el primer trimestre del 2021. Los países autofinanciados podrán pedir dosis para vacunar a entre el 10 y el 50% de su población, pero no recibirán más del 20% hasta que todos los países del proyecto hayan recibido esa misma proporción. Así, un país no podrá acceder a más vacunas de Covax hasta que los demás alcancen los mismos niveles de vacunación, aunque sí puede comprar otras vacunas en el mercado. Además, se reservará el 5% de sus dosis para combatir rebrotes y para entregar a organizaciones de ayuda humanitaria.
¿Será la Iniciativa Covax la que termine con la pandemia?
La OMS sugiere que detener el covid-19 requerirá que al menos el 70% de la población mundial tenga inmunidad. A una tasa de 2.000 millones de dosis por año, podría llevar años vacunar al 70% de los 7.800 millones de personas que se estima viven en el mundo. Por ello, incluso si lograra su objetivo, el mundo aún no alcanzaría el nivel de inmunidad que los expertos dicen que se necesita para poner fin a la pandemia.
¿Diplomacia o competencia de las vacunas?

A pesar de que la iniciativa Covax es un gran avance hacia la cooperación internacional y el multilateralismo, la vacuna contra el coronavirus es hoy uno de los productos más demandados del mundo, al punto que se ha convertido en una nueva moneda de cambio para la diplomacia internacional. Esto significa, que además de mecanismos de cooperación, las naciones más grandes se sumergen en una especie de competencia en el mercado de las vacunas y estas se vuelven una herramienta para el avance en el poderío mundial. Los países que disponen de los medios o los conocimientos necesarios utilizan las vacunas para ganarse el favor de sus aliados o para descongelar sus relaciones.
Mientras países como China e India ofrecen y hasta donan sus vacunas a países menos desarrollados (y de su interés geopolítico), otras potencias acaparan los suministros mundiales. El Secretario General de las Naciones Unidas denunció que más de 130 países no han recibido una sola dosis de las vacunas COVID-19 y que el 75% de las inmunizaciones aplicadas hasta el momento se ha concentrado en tan sólo diez naciones, todas ellas desarrolladas. La distribución equitativa de la vacuna es la mayor prueba moral que enfrenta la humanidad, declaró Guterres.
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