- Este año, nueve países latinoamericanos tienen elecciones, cinco de ellas presidenciales. En un continente azotado por una crisis económica, sanitaria y social, los desenlaces podrían modificar el escenario regional.
- En cuanto a los factores con mayor influencia (y más allá, por su puesto, de las cuestiones internas de cada país) hay tres que son transversales: la reactivación económica, la evolución de la situación sanitaria y el profundo malestar social de la ciudadanía.
- Entre los escenarios posibles, algunos vaticinan un regreso a los populismos de izquierda; mientras que otros avizoran un fortalecimiento del «giro derechista» en la región. Lo cierto es que, indefectiblemente, los resultados impactarán en las posibilidades argentinas de fortalecer el diálogo con sus vecinos y avanzar hacia un modelo de convivencia y mayor coordinación.

En medio de una profunda crisis sanitaria, económica y social, este año latinoamérica enfrenta una agitada agenda electoral, con comicios presidenciales en Ecuador, Chile, Perú, Honduras y Nicaragua. A éstos, deben sumarse las elecciones legislativas en Argentina, México y El Salvador, consideradas una especie de «examen de gestión» para los respectivos presidentes.
Si bien aún resta ver si el calendario electoral se cumplirá de acuerdo a lo esperado – no se descartan postergaciones ante eventuales rebrotes de COVID – en esta nota analizamos algunos factores que influirán en los comicios y posibles futuros escenarios a nivel regional.
Los factores influyentes
1. Evolución económica.

Muchos son los factores que influirán en los resultados electorales, entre ellos, la evolución de la situación económica. Según estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), la economía latinoamericana se desplomó un 7% en 2020, en lo que fue su peor contracción en cien años. Como consecuencia, 17 millones de personas entraron en la pobreza.
Asimismo, en una conferencia de prensa sobre perspectivas económicas para la región, el director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, Alejandro Werner, aseguró que, si bien el continente inició un camino de recuperación, el recrudecimiento de los contagios hacia fines de 2020 amenaza con agravar los costos sociales de la pandemia.
Cabe detallar, además, que la recuperación tiene un carácter de marcada desigualdad: se prevee crecimiento en alza para Brasil, México, Chile, Colombia y Perú; pero a la baja en el Caribe (en dónde las expectativas disminuyeron de 4% a 2.4%), debido a que el turismo demuestra una mejora más lenta que la prevista inicialmente. Los datos finales también son un tanto desalentadores: el continente retornará al PBI pre-pandemia en 2023, mientras que el PBI per cápita lo hará recién en 2025.
A pesar de ello, las perspectivas del organismo para 2021 son un poco optimistas. Días atrás, el Fondo elevó a 4.1% el pronóstico de crecimiento regional (de 3.6% en octubre) debido a las expectativas en las campañas de vacunación y el aumento de los precios internacionales en algunas materias primas. «Se espera que el crecimiento se acelere más adelante en el año», concluyó el informe del FMI. Sin lugar a dudas, el cumplimiento – o no – de las predicciones influirá en gran medida en los resultados electorales.
2. Malestar social

En segundo lugar, el profundo malestar social que, si bien en muchos casos estaba presente antes de la pandemia, fue exacerbado por sus consecuencias sanitarias y económicas.
En el último Índice de Percepción de la Corrupción, publicado por la organización Transparencia Internacional, los países latinoamericanos obtuvieron malos resultados. El estudio, cabe aclarar, analiza el nivel de percepción de corrupción en el sector público de cada país, basándose en trece evaluaciones y encuestas a expertos y empresarios. Utiliza una escala de cero (corrupción elevada) a cien (corrupción inexistente).
«Con un puntaje promedio de 43/100 por quinto año consecutivo, las Américas muestran corrupción y mala administración de fondos en una de las regiones más afectadas por la crisis del COVID-19», detalla el informe. Los mejores posicionados en el continente son Canadá (77) y Uruguay (71), mientras que los peores son Nicaragua (22), Haití (18) y Venezuela (15).
Pero el descrédito a las instituciones y el descontento con la clase política no se plasman sólo en estudios sino que, en muchos casos, se demuestran en las calles. Así lo prueba la ola de manifestaciones que azotó a la región en 2019 y que, si bien experimentó un freno durante la pandemia, para muchos está lejos de haberse terminado.
Para Marta Lagos, directora de Latinobarómetro, las protestas regresarán cuando los gobiernos cesen la asistencia a los sectores más afectados por la crisis. «Se pueden producir inestabilidades si los gobiernos no logran entender, y los nuestros claramente no han entendido todavía, en qué consiste la demanda (de ayudas sociales): ellos creen que es una demanda pasajera y la pandemia la ha transformado en una demanda permanente», afirmó ante BBC Mundo.
3. Evolución de la situación sanitaria

A pesar de sumar sólo un 8% de la población mundial, Latinoamérica registró cerca de un quinto de los contagios globales de coronavirus y casi el 30% de las muertes, lo que lo hace el continente más afectado por la pandemia según la OMS.
Como vimos, la evolución de la situación sanitaria no sólo influirá en la economía – un factor central – sino que también lo hará en la imagen de los gobiernos, que serán juzgados por la opinión pública de acuerdo a su manejo de la pandemia.
Para Lagos, los votantes pondrán a prueba la capacidad gestora de sus mandatarios y exigirán mejorías. «A fin de cuentas hay una tremenda correlación entre el manejo de la pandemia y la capacidad de entregar soluciones de un gobierno”, argumentó en diálogo con DW en Español.
Por todo esto, la llegada de la tan esperada vacuna será, para la región, una cuestión estratégica. El panorama, sin embargo, no es muy alentador: de acuerdo con un informe de Naciones Unidas, de las 128 millones de vacunas administradas hasta el momento, 3/4 han sido aplicadas en 10 países, que representan el 60% del producto bruto global. Casi 130 países, en los que habitan dos mil quinientas millones de personas, aún no suministraron ni una dosis.
La concentración en la distribución de las vacunas es un fenómeno mundial que perjudica directamente a los países más pobres. Como resultado, Latinoamérica tiene el enorme desafío de coordinar una acción conjunta que le permita a los estados de la región acceder a las dosis y distribuirlas de manera equitativa. En este sentido, los resultados de las elecciones de 2021 podrían favorecer o perjudicar la formación de alianzas y mecanismos de diálogo a nivel continental.
¿Un nuevo auge del populismo?

Los análisis del contexto electoral y los posibles desenlaces son muchos, y muy diversos. Para algunos, es posible pensar en un resurgimiento del populismo en el continente: «Los pueblos van a privilegiar el presente, que nunca ha sido tan importante como en la pandemia», señaló Marta Lagos. «Y el populismo es el presente: tratar de parchar lo inmediato sin ninguna visión de futuro», agregó.
En un continente que atraviesa una marcada crisis de institucionalidad – evidenciada no sólo en las movilizaciones sociales sino también, por ejemplo, en el alto número de candidatos electorales – la tendencia podría fortalecerse. «Estamos en un momento de cambio de época en el que se cumple la premisa de Gramsci de que en los cambios de época llegan los monstruos», advirtió Lagos a la DW. «Y los monstruos son los populismos.»
Sin embargo, también están quienes avizoran un desenlace alternativo y aseguran que, en algunos países, podría confirmarse una especie de «giro derechista» regional, iniciado años atrás. El hecho de que Estados como Chile o Perú tienen segunda vuelta (que podría dar ventaja a los candidatos más moderados), que la situación económica comenzó a mejorar para muchos sectores (beneficiando a los gobiernos de turno), la ya mencionada llegada de las vacunas y la suba de los precios internacionales podrían quizás inclinar la balanza a favor de los candidatos centroderechistas de Chile, Perú o Ecuador.