Cesar Mayoral: «Donald Trump está muerto políticamente»

Cesar Mayoral es diplomático argentino. A lo largo de su carrera, se desempeñó como Embajador ante Canadá (2000 – 2003) y la República Popular China (2008 – 2011) así como también como Representante Permanente ante la Organización de Naciones Unidas (2004 – 2007). En diálogo con Statu Quo, analizó la realidad política estadounidense y el posible futuro de Donald Trump y del Partido Republicano (GOP).

Cesar Mayoral.

¿Considera que la derrota electoral de Donald Trump implica el fin de su figura y de su proyecto político? ¿O cree que éstos pueden continuar aún con Trump fuera del poder?

En primer lugar, yo haría una diferencia: una cosa es Trump y otra es el trumpismo, entendiendo a este último como una prolongación de la ultraderecha o la derecha marcada del Partido Republicano.

Trump encarnó el liderazgo de una porción del electorado que no empezó hoy, sino que ya tuvo su espacio con el Tea Party. Si bien no está exclusivamente integrado por ese sector, el trumpismo incluye a una gran porción del ala de centro-derecha del Partido Republicano que, en mi opinión, no va a desaparecer, debido a que se encuentra profundamente arraigado en la sociedad norteamericana. En su mayoría, éste representa a los blancos pobres del interior de los Estados Unidos, la América WASP («Blanca, Anglosajona y Protestante», por sus siglas en inglés) que permanecerá, independientemente de lo que ocurra con el ex mandatario.

Respecto a Trump, yo creo que está muerto políticamente. El asunto es si ese sector – al cual él representó y agrandó – encontrará a alguien nuevo que los lidere o, en cambio, le permitirá [a Donald Trump] regresar, dándole la posibilidad de recuperarse de errores que para el otro conjunto de la sociedad – la mayoría que no lo votó – son demasiado notorios. Globalmente, existe una porción del electorado que no lo apoyará nunca más, porque se alejó mucho de los principios proclamados por los padres fundadores.

Es decir, ¿Para usted no es posible una candidatura de Trump en 2024?

No, yo no lo veo posible. Creo que cometió múltiples errores y que al Partido Republicano le convendría sacárselo de encima. Pero la política es un arte difícil de definir y, si bien no digo que Trump sea un artista, fue una de las principales figuras para la realidad norteamericana durante los últimos cinco años. Ganó unas elecciones que nadie creía que iba a ganar y, de no haber sido por la pandemia, en éstas hubiese sido reelecto indudablemente.

Creo que en el corto plazo – por ejemplo, en las elecciones legislativas de 2022 – Trump no va a tener mucho espacio para volver. Si lo hiciese, tendría que hacerlo desde un estado como Florida, en dónde puede contar con una base muy fuerte del anticastrismo y de sectores muy reaccionarios dentro de la colectividad estadounidense.

Pero considero que es muy difícil volver en dos años. Lo más importante es que no existen antecedentes históricos. Si en algo se diferencian de Argentina, los presidentes norteamericanos desaparecen de la política una vez finalizado su mandato. Por su puesto, todo cambia y Trump puede ser el primer mandatario en regresar a la Casa Blanca, pero yo tengo mis dudas por estas últimas dos razones: por sus errores y por la historia.

El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, en un viaje a Texas durante los últimos días de su mandato.

¿Ve factible el surgimiento de una especie de «Trump TV» , que le permita volver a ser una figura mediática? 

Es difícil de predecir, porque Estados unidos es un país muy lejano a nuestra cultura política. Lo cierto es que Trump nunca estructuró nada: es un funcionario unipersonal, que echó y humilló a quienes estaban cerca de él. Una persona que no es capaz de construir no puede volver. Puede regresar, pero lo hará solo.

Asimismo, me parece que él no está en condiciones de construir un trumpismo. Lo que sí puede ser es que haya trumpistas que quieran seguirlo para acceder a cargos. Pero ahí ya empieza a jugar la política. Por otro lado, gran parte de la historia de Trump la va a escribir Biden, como siempre ocurre.

En definitiva, no creo que pueda levantar ningún movimiento desde la posición en la que terminó. Si todo hubiese ocurrido un año atrás, Trump hubiese podido tener sujeto al Partido Republicano; pero hoy creo que va a haber una discusión dentro del GOP entre quienes buscan construir un partido blanco y de ultraderecha, que desprecia a las minorías, y aquellos que quieren cambiar de rumbo.

Si no me equivoco, los republicanos perdieron las últimas ocho elecciones presidenciales. Llegaron a la Casa Blanca debido a las particularidades del sistema político de Estados Unidos, pero este dato demuestra un alejamiento del partido a determinadas bases sociales. Construir desde la oposición, en esa situación, me parece muy difícil.

Es decir que usted descarta por ejemplo, una posible versión renovada del Tea Party…

Bueno, en Estados Unidos es muy difícil iniciar un nuevo partido: se es azul o colorado. Puede haber candidaturas esporádicas, como el empresario de centro derecha Ross Perot, que en 1992 le permitió a Bill Clinton ganarle a George H.W Bush por restarle votos conservadores. Pero una cosa es ser candidato y construir un aparato para pujar una determinada elección… y otra es crear un nuevo partido.

Lo que sí es posible es un desgarro del Partido Republicano: puede haber sectores que no se sientan cómodos con Trump y se vayan, o puede ser que algunas facciones lo expulsen y se queden con el liderazgo. Esa es la lucha que se viene, entre quienes desean continuar con el trumpismo – con o sin el expresidente – y los que querrán salirse.

En mi opinión, alejarse del centro y acercarse a la extrema derecha perjudica al Partido, porque lo deja con una minoría dura, muy lejana a la conquista del poder.

Pero… considerando que en esta elección Trump obtuvo más votos que en 2016 y que, actualmente, es quien recauda mayor cantidad de fondos para el partido, ¿Puede pensarse un GOP sin él?

Bueno, ahí volvemos a la pregunta inicial: una cosa es Trump y otra es el trumpismo. Si bien están casi indisolublemente vinculados, el final ha sido tan triste que ha despegado [al ex mandatario] de algunos sectores republicanos que no están dispuestos a pagar el precio de atacar el Congreso.

En este sentido, no se si la recaudación sería la misma hoy ni si los empresarios están dispuestos a quedar atrapados en la toma del capitolio, en el que hubo muertes y personas vestidas de siux. Pero también dependerá de Biden: quizás algunos estén más dispuestos a afrontar el costo si al actual presidente le va muy mal.

Disturbios en el Congreso durante la confirmación de la votación del Colegio Electoral, el 6 de enero de 2020. Foto: Leah Millis / REUTERS.

Entonces, ¿Para usted los acontecimientos del seis de enero pasado condenaron el futuro político de Trump?

No, los acontecimientos del seis de enero no. Más bien, el desenlace que él mismo fue enhebrando con el tiempo: desde antes de las elecciones, afirmaba no estar seguro de reconocer los resultados y sostenía que iba a haber fraude.

Pero la lucha quizás sea en las cúpulas. Serán los 200 multimillonarios de Estados Unidos quienes decidan si Trump continuará liderando o no la derecha norteamericana. Paradójicamente, en el futuro gobierno de Biden la postura de los ricos importa más que la de los pobres. 

En su opinión, ¿Quién podría ser el heredero del trumpismo? ¿Puede ser una figura como Ted Cruz? ¿O quizás uno de los hijos de Trump ?

Respecto a Ted Cruz, creo que es muy difícil que pueda triunfar una persona con antecedentes tan marcados. Sería una especie de «Trump latinoamericano», con ascendencia mexicana. Eso podría dar «menos categoría a los blancos» que, en estados como Tennessee o Wisconsin, se identifican con la America WASP. Pero quizás la primera pregunta es si debería o no surgir alguien con las mismas características de Donald Trump.

Actualmente, quien está en mejor posición de liderar el Partido Republicano y salvarlo de la catástrofe es Mike Pence.

¿Incluso a pesar de haber sido acusado de ser desleal?

Bueno, le va a pesar ser considerado un traidor por los votantes más fanáticos. Pero si el republicanismo desea considerar como propios a determinados sectores, como QAnon, no tiene muchas posibilidades. En comparación con éste último, el Tea Party parecería democrático…

Creo que el GOP tiene que pensar en el partido y no en la próxima elección. Tiene que salvar su imagen luego de que gran parte de sus legisladores decidieran, en un principio, acompañar la actitud confrontativa de Trump.

El exvicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence.

En cuanto al futuro de la Administración Biden, ¿Cree que logrará calmar los ánimos del país e iniciar un proceso de unidad nacional?

Espero que lo logre. La disminución de las divisiones internas se vincula con un ideal de nación, basado en los principios históricos del país – que tampoco son completamente ciertos, porque Estados Unidos no siempre estuvo unido. Recordemos que, en los años sesenta, un negro no podía sentarse en un colectivo si un blanco viajaba parado.

La unidad nacional a la que apunta Biden es muy difícil, especialmente si no hay un conflicto externo. Éste siempre aunó a la población norteamericana: contra los Nazis, en Vietnam, en Irak. Siempre que alguien en el poder quiere nuclear a la sociedad, apunta a la agresión externa.

El presidente buscará que no se profundicen las divisiones, lo cual es difícil considerando que posee una vicepresidenta negra – que irrita a los blancos racistas – y que el 30% de los votantes de Trump creen que éste perdió debido al fraude.

El mayor riesgo es que se intente culpar a China de lo ocurrido en las elecciones, lo cual sería muy peligroso para el mundo. Porque si la responsabilidad de la derrota del ex mandatario le corresponde al país asiático y éste empieza a superar económicamente a Estados Unidos, parte de la sociedad querrá frenar a China de cualquier manera. Particularmente, un enfrentamiento entre ambos sería muy malo para la Argentina.

¿Piensa que un enfrentamiento más fuerte con China es un escenario posible para la política exterior de Biden?

No creo que vaya a ser más fuerte, pero sí de otra manera. En lugar del comercio, Biden atacará a China en base al eje de derechos humanos, junto a otros elementos como la cuestión de Taiwán o la situación con los uighurs. Para eso, Estados Unidos necesitará apoyo internacional.

¿Podría hacer un breve análisis de lo que fue la política exterior de Trump y cuáles serán los temas que le marcarán la agenda Biden?

Creo que el resumen de la política exterior de Trump la hizo él mismo cuando afirmó que no quería tener más tratados de libre comercio ni con Europa ni con Asia y se retiró de las negociaciones internacionales. Con el America First, intentó volver a la época en la que Estados Unidos podía decidir por sí solo. Por supuesto, esto no es completamente cierto porque, cuando norteamérica venció a la Unión Soviética, lo hizo con el apoyo cultural, militar y político de occidente. En definitiva, en los últimos cuatro años Trump dejó de lado a todos sus aliados y se quedó sólo con algunos, como Gran Bretaña, Israel o Arabia Saudita.

En cuanto a los desafíos que afrontará Biden en su política exterior, el principal será volver a relacionar a Estados Unidos con el mundo desde un lugar que no sea confrontativo. Angela Merkel realizó un gesto de mucha autoridad al oponerse a la eliminación de la cuenta de Donald Trump por parte de Twitter. Esto marca una intención de los países europeos de volver a tener una relación de nivel con Estados Unidos.

Pero, al mismo tiempo, Europa no será tan pasivo. El viejo continente tiene un proyecto de crecer junto a Estados Unidos, pero si éste último no quiere… lo hará con China.

Por último, ¿Algo que le gustaría agregar?

Es muy difícil hablar de temas sobre los que no hay certezas. Son todas suposiciones, por lo que uno tiene que tener la suficiente humildad para aceptar que puede equivocarse y que lo que expresa es lo que piensa que puede suceder. Quisiera tener la posibilidad de expresar que lo que dije es lo que yo creo que puede pasar, con el interés de que la situación beneficie los intereses de Argentina. 

Argentina ha perdido posición internacional. Debe prestarle atención al mundo que se viene si desea revertir esta situación de pantano en la que, en cierto modo, se encuentra.

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