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- Desde el 17 hasta el 20 de agosto se realizó de modo virtual la Convención Nacional Demócrata, en dónde Joe Bien y Kamala Harris aceptaron formalmente las nominaciones del partido como candidatos a presidente y vicepresidente, respectivamente.
- La estrategia demócrata es mostrar a Biden como un candidato moderado, resaltando su larga trayectoria en el Senado norteamericano. En esa línea se enmarcó la elección de Harris como VP, su discurso de cierre y la participación de republicanos anti-Trump en la Convención.
- Sin embargo, aún queda por verse si facciones tan diversas como demócratas centristas e integrantes progresistas – estos últimos, liderados por el ex-precandidato Bernie Sanders- lograrán mantenerse unidos a lo largo de la campaña.

Desde el 17 hasta el 20 de agosto, se realizó de modo virtual la Convención Nacional Demócrata, en dónde Joe Bien y Kamala Harris aceptaron formalmente las nominaciones del partido como candidatos a presidente y vicepresidente, respectivamente. En el evento, participaron desde republicanos moderados hasta demócratas progresistas, unidos bajo el objetivo de vencer a Donald Trump en noviembre. En esta nota, repasamos el discurso de Biden, la elección de Harris como su compañera de fórmula y el delicado equilibrio que ambos deben alcanzar si desean triunfar en su camino hacia la Casa Blanca.
El «discurso de su vida» y un delicado equilibrio
Para muchos, el discurso de Joe Biden en la Convención Nacional Demócrata fue el más importante de su carrera. El objetivo era difícil: el candidato debía llegar a los electores moderados – incluyendo republicanos – que se oponen a la gestión de Donald Trump, sin descuidar a los votantes progresistas que hoy constituyen una fuerza importante dentro del partido. En general, el balance fue positivo y Biden logró dar un discurso sólido y, por momentos, algo emotivo; desligándose de la imagen de persona senil y balbuceante que sus opositores intentan difundir. Donald Trump, de hecho, se refiere a él como «sleepy Joe».
A pesar que sus colaboradores lo describen como un gran orador, obsesionado con los detalles , lo largo de la campaña Biden realizó varias declaraciones que lo colocaron en el centro de la polémica, como aquella vez que afirmó en una entrevista radial que «si tienes un problema para decidir si estás conmigo o con Trump, entonces no eres negro». Incidentes de ese tipo lo han acompañado en gran parte de su carrera política: en 1988, cuando participó por primera vez de las primarias demócratas como precandidato a presidente, fue acusado de plagio tras copiar parte de un discurso del diputado laborista inglés Neil Kinnock. Veinte años después, despertó el rechazo tras referirse a su entonces compañero de fórmula Barack Obama como “el primer afroestadounidense popular que es articulado, brillante, limpio y guapo”.
En esta oportunidad, sin embargo, sus palabras fueron acertadas. El candidato describió a las elecciones como una «batalla por el alma de la nación», con un especial énfasis en su objetivo de «unir al país» y «sacar a Estados Unidos de la oscuridad». Sin nombrarlo de manera explícita, acusó a Trump de «haber fallado en su deber más básico para con la nación», debido a su gestión de la pandemia, que en Norteamérica afectó a más de cinco millones de personas y se cobró la vida de más de 176.000 ciudadanos. Un momento particular fue cuando el candidato se refirió directamente a quienes perdieron a sus seres queridos, recapitulando las lecciones aprendidas en sus tragedias personales: Biden perdió a su primer esposa e hija en un accidente automovilístico en 1972 y a su hijo mayor, Beau, por un cáncer cerebral en 2015. «Sé cuan cruel e injusta la vida puede ser a veces. Pero aprendí que la mejor manera de superar el dolor es encontrar un propósito», aseguró.

Mientras que los demócratas consideran que el discurso de Biden fue un éxito rotundo, quienes apoyan a Trump reconocieron, un poco a regañadientes, que salió bastante bien. Según The Guardian, el presentador de Fox News, Chris Wallace, lo describió como «enormemente efectivo», en tanto logró desarmar la estrategia del actual presidente, que busca caracterizarlo como una figura en declive. «Me parece que después de esta noche, Donald Trump tendrá que competir contra un candidato, no contra una caricatura» – afirmó Wallace -«Los demócratas tuvieron una buena convención, ahora es el turno de los republicanos». Por su parte, el estratega republicano Karl Rove calificó al discurso de Biden como «excelente».
Asimismo, de acuerdo con el periodista del New York Times, Giovanni Russonello, estrategas demócratas intentaron resaltar la unidad del partido y presentar a Biden como una opción aceptable para republicanos anti-Trump, destacando su historial de negociador bipartidista en el Senado estadounidense, en dónde representó al estado de Delaware durante treinta y seis años. En esta línea se enmarcaron los discursos de Collin Powell, secretario de Estado durante el gobierno de George W. Bush, y John Kasich, ex-gobernador de Ohio; así como también el video que recordó la amistad entre Biden y el senador republicano John McCain, que falleció en 2018.
La pregunta del millón, sin embargo, es: ¿logrará Biden mantener unido al Partido Demócrata en torno a su propuesta de moderación? Recordemos, en la Convención Nacional participaron desde políticos republicanos como Kasich hasta funcionarios progresistas como Sanders o la diputada Alexandria Ocasio-Cortez. Si bien todos parecen aglutinarse en torno al objetivo de vencer a Trump, la fortaleza de su unión aún está por verse.
Para ampliar: «Democrats set factionalism aside for the big push against Donald Trump» (Publicado por The Economist el 22 de agosto de 2020).
Biden y Harris: ¿la fórmula para vencer a Trump?

Tras una larga espera, cargada de especulaciones, el pasado 11 de agosto Joe Biden anunció a su compañera de fórmula: Kamala Harris, actual senadora por el estado de California y ex- precandidata a presidente durante las primarias demócratas. Su elección es considerada por muchos como «histórica», debido a que resulta la primer mujer negra y la primer persona de ascendencia india en ser nominada para un cargo importante, y sólo la cuarta mujer en la historia norteamericana en formar parte de un ticket presidencial. Aunque durante las primarias fue muy crítica de Biden – tuvieron fuertes intercambios en varios debates el año pasado – una vez que su campaña terminó en el mes de diciembre se volvió una de sus mayores partidarias.
Si bien la elección del candidato a vicepresidente no suele tener una influencia fuerte en el resultado de las elecciones, este año la decisión de Biden cobró especial importancia por dos motivos. En primer lugar, se esperaba que pudiera ampliar su base electoral, atrayendo a los sectores más progresistas del partido – desilusionados tras la baja de Bernie Sanders – o a los votantes más moderados e independientes, descontentos con el gobierno de Trump. Por otro lado, existe la posibilidad de que Biden no aspire a un segundo mandato – actualmente tiene 77 años y finalizaría su gestión con 82 – por lo que, de ganar en noviembre, su vicepresidente podría ser una figura de peso en las elecciones de 2024.
Comparada con otras candidatas consideradas para el puesto, la elección de Harris parece ocupar un punto medio, una especie de «apuesta segura» capaz de atraer a los votantes moderados sin disgustar demasiado a los sectores ubicados más a la izquierda del partido. La actual senadora y ex- fiscal general de California aporta diversidad a la boleta demócrata – gracias a su ascendencia asiática y jamaiquina – así como también una sensación de fortaleza y una gran capacidad de oratoria, compensando algunos puntos débiles de Biden.

Si bien Harris se ubica más a la izquierda que su compañero en el espectro ideológico – apoyando políticas más agresivas en materia de salud o cambio climático – ambos se caracterizan por ser bastante pragmáticos. De acuerdo con Lisa Lerer, periodista política del New York Times, Kamala carece del enfoque seguro que mantuvieron otros precandidatos demócratas, como Elizabeth Warren respecto a los impuestos al patrimonio o Bernie Sanders en lo relativo a la salud pública universal. Es decir, aunque durante su campaña Harris intentó girar hacia la izquierda, no logró sonar muy convencida respecto a sus propuestas. En una entrevista con el medio estadounidense, cuando aún era precandidata a presidente, afirmó: «No estoy tratando de reestructurar la sociedad. Sólo intento solucionar los problemas que despiertan a la gente en medio de la noche».
Sin embargo, pese a las críticas, el líder del movimiento progresista Bernie Sanders defendió la elección de Harris y aseguró que, en estas elecciones, lo más importante era sacar a Trump de la Casa Blanca. Tras describirla como «increíblemente inteligente y fuerte», afirmó: «creo que existe un consenso abrumador sobre el hecho de que Donald Trump debe ser derrotado y Biden debe ser electo». Por otro lado, el historial moderado de Kamala como senadora y fiscal general no sólo puede atraer a electores independientes o centristas, sino que también complica la estrategia de polarización del actual presidente, que buscaba presentar a sus rivales como «socialistas radicales». De acuerdo con Lerer, el mismo Trump y su hija Ivanka contribuyeron a la campaña de Harris para ser electa como fiscal general en 2014.
Para ampliar: «Kamala Harris: cómo puede beneficiar o dañar la candidatura de Joe Biden a la Casa Blanca» (Publicado por la BBC el 12 de agosto de 2020).